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Proyecto Bajo Lupa: La dictadura militar en la provincia de Cautín

Campesinos.

Si bien la experiencia de la dictadura militar chilena ha sido y continúa siendo objeto de múltiples análisis, buena parte de los trabajos ponen su mirada solo en lo ocurrido en Santiago y, desde ahí, proyectan sus interpretaciones al conjunto del territorio nacional. Sin embargo, las prácticas represivas y las experiencias de resistencia adoptaron en cada territorio características, modalidades y magnitudes particulares, cuyo estudio obliga a recurrir a fuentes y testimonios con pertinencia local.

Uno de estos acervos documentales lo constituye el Fondo Intendencia de Cautín, conservado en el Archivo Regional de la Araucanía. El corpus reúne más de 300 bandos dictados por las autoridades militares de la zona entre 1973 y 1988, además de decretos y comunicados emanados del poder central. A través de estos documentos podemos asomarnos a la historia de la dictadura en toda su extensión temporal, pero con foco regional y local, a fin de avanzar hacia una comprensión más amplia y descentralizada del pasado reciente de nuestro país.

La represión en clave local

La provincia de Cautín tenía particularidades sociales, políticas e históricas que marcaron la forma en que se desplegaron allí el terrorismo de Estado y la reorganización institucional, entre ellas, una alta proporción de población rural y mapuche, y un clima social de alta conflictividad. Para fines de los 60 e inicios de los 70, las contiendas políticas habían adquirido gran intensidad, a raíz de múltiples factores: la profundización de la reforma agrariala politización del mundo campesino y mapucheel activismo de agrupaciones de izquierda que realizaron corridas de cercos y tomas de fundo, y la presencia de organizaciones de derecha que se enfrentaron a esas acciones. La persecución política en la provincia tuvo como antecedente esa conflictividad reciente, a lo que se sumó un componente racista, articulando en un mismo afán represivo el anticomunismo y el desprecio histórico hacia los indígenas.

La pretensión de control total sobre la sociedad explica la enorme cantidad de materias que abordan los bandos: aunque en los primeros años el tema principal fue la seguridad interior y la represión, progresivamente fueron haciéndose cargo de otros asuntos, incluyendo los de orden cotidiano, como fiestas religiosas, funcionamiento de clubes deportivos y normas de tránsito, entre muchos otros. De este modo, la lectura de estos documentos permite observar cómo la dictadura intentó castigar y disciplinar, a la vez que instalar una nueva institucionalidad y un nuevo orden social de signo autoritario.

Ahora bien, dadas las condiciones del territorio, el corpus muestra una especial preocupación de las autoridades militares por la administración de los recursos agropecuarios y forestales, así como por frenar y revertir las transformaciones introducidas por la reforma agraria. Otro aspecto que documentan los bandos es cómo el régimen promovió la delación al interior de las comunidades. En el caso de la provincia de Cautín, y muy especialmente de sus localidades rurales, el terrorismo de Estado estuvo marcado por la cercanía entre los actores involucrados, lo que se tradujo en la convivencia forzada de las víctimas con los represores y la dificultad para aquellas de pasar inadvertidas o acceder a protección.