A fines del verano de 1918, Recabarren regresó desde Buenos Aires y se radicó en Antofagasta donde retomó su correspondencia con Alberto Martínez. En esta ciudad participó en la fundación del periódico El Socialista y quedó a cargo de la imprenta, y como administrador y redactor del periódico. Además, promovió la creación de teatros obreros, como medio de educación y propaganda.
A comienzos de 1919 participó como delegado por Antofagasta en el Primer Congreso Regional de la Federación Obrera de Chile, reunida el 12 de enero en La Unión. En este congreso formó parte del comité central administrativo.
En enero fue destruida la imprenta de El Despertar de los Trabajadores de Iquique y fue clausurado el periódico El Socialista de Antofagasta. El 7 de febrero, Recabarren fue secuestrado junto a Mariano Rivas y otros trabajadores. Más tarde, fue relegado al sur.
A fines de abril volvió a Antofagasta. Allí continuó con sus tareas de imprenta y en las organizaciones obreras. Polemizó con los anarquistas, apoyó un conjunto de huelgas del salitre y el cobre en las regiones del norte, y también respaldó la huelga de trabajadores organizados en más de treinta federaciones en Santiago.
En diciembre, fue designado para representar a los trabajadores de la región salitrera ante el Congreso de la Gran Federación Obrera de Chile, evento presidido por él mismo y celebrado en Concepción entre el 25 y 31 de diciembre. Después de encendidos debates, esta organización adoptó una línea clasista y revolucionaria, planteándose como meta la socialización de los medios de producción y de cambio.