El 31 de mayo de 1552, el Rey Carlos I de España, otorgó una Real Provisión, concediendo a la ciudad de Santiago la condición de "Muy Noble y Muy Leal".
Según, fuentes del sitio web de la Ilustre Municipalidad de Santiago, el 5 de abril del mismo año, le fue concedido su Escudo de Armas, "por medio de la siguiente cédula: por cuanto Alonso de Aguilera, Procurador General de las provincias de Chile, en nombre de la ciudad de Santiago, que es en las dichas provincias nos ha hecho relación que los vecinos y moradores de dicha ciudad nos han servido mucho en la conquista y pacificación de aquella tierra donde pasaron muchos trabajos en ella y en poblar la dicha ciudad y en sustentarla; Que los pobladores de ella son gente honrada y leales vasallos nuestros; y nos suplicó que en dicho nombre, que acatando lo susodicho mandásemos señales por armas a la dicha ciudad, según como las tenían las otras ciudades y villas de las nuestra Indias o como nuestra merced fuese; Y Nos, acatando los susodicho, tuvimoslo por bien, y por la presente hacemos merced, queremos y mandamos que agora y de aquí adelante la dicha ciudad de Santiago haya y tenga por sus armas conocidas un escudo que haya en él un león de su color, con su espada desnuda en la mano en campo de plata y por orla 8 veneras de oro en campo azul, según que aquí va pintado y figurado, en un escudo a tal como este; Las cuales dichas armas damos a la dicha ciudad con sus armas e divisas.
Tal escudo fue usado por la ciudad por muchos años. Pero terminó por olvidarse, y alrededor de 1863, se adoptó arbitrariamente un nuevo escudo, sin significación heráldica alguna, en la cual se veía un grupo de montañas como todo fondo y una franja con la leyenda "Mapocho". En 1913, afortunadamente, se volvió al escudo auténtico que es usado hasta hoy".
Pero, ¿cómo era el Santiago de entonces?
El historiador Armando de Ramón, sostiene en su obra "Santiago 1541-1991, Historia de una sociedad", que la ciudad no pasaba de ser un campamento militar. Por lo que calificarla de ciudad, poseer escudo de armas y título de noble y leal era al menos "pomposo", porque según fuentes de la época la "ciudad de Santiago", contaba hacia el año 1550 con unas siete casas de "baharente y de paja muy ruines", ubicándose en torno a la Plaza Mayor. En el costado sur de la plaza, se levantaban dos casas y en el sector este, había dos viviendas, de las siete existente. Una de ellas era de dos pisos.
"El resto de los edificios, eran ranchos de quincha bahareque (paredes de palo) y techos de paja, lo cual se debía, sin duda, a que no existía interés para adquirir sitios en la planta que fuera delineada, en febrero de 1541".
Mientras que las construcciones eran: la Real Contaduría y la Casa del Gobernador, que funcionaban en el fuerte mandado a levantar por Pedro de Valdivia, en 1541 como defensa, contra los indígenas en el lado norte de la plaza.
También en el año 1552, existía ya la segunda Iglesia Mayor, templo rústico que se encontraba en construcción. Junto a él, estaban las casas de los curas que realizaban los servicios religiosos y el cementerio de la urbe.
El Cabildo de Santiago, disponía hacia 1552 de un edificio precario que según los antecedentes, todavía estaba en construcción en febrero de 1578 (lo mismo ocurría con la Catedral). Situación que obligaba a sesionar en casas particulares o directamente en la casa del gobernador.
En definitiva hacia 1558, no había aún cuarenta manzanas pobladas y hubo que esperar a 1580, para que la totalidad de la traza urbana designada estuviese por lo menos totalmente repartida.
En otro ámbito hacia 1552, los españoles manifestaban su interés de instalar un mercado público o "tiánguez" con la finalidad de "que los indios, sin miedo y libremente, trataran y contrataran, sus miserias y se proveyesen los unos de otros de lo que tuvieren necesidad". Pero este propósito comercial, de parte de los conquistadores, era el vehículo como se manifestó en la misma sesión de 1552, que serviría para obtener el oro, que extraían los indios y también conocer el lugar de donde lo sacaban.
Sin embargo, parece que por sobre la realidad los hombres del siglo XVI, eran soldados o religiosos que tenían en su imaginación, una ciudad ideal de Santiago, que la plasmaban en imágenes, como la de Guamán Poma de Ayala o la Real Cédula del 31 de mayo, que presentamos en imagen y transcripción, cuyo original se custodia en el Archivo Nacional Histórico.
Don Carlos por la divina clemencia de nuestro Señor, Augusto Rey de Alemania e Doña Juana su madre y el mismo don Carlos por la gracia de Dios Reyes de Castilla, de León, de Aragón, de las Dos Sicilias, de (...), de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Sevilla, de Cerdeña, de Córdoba, de Córcega, de Murcia, de Jaén, de los Algarbes, de Algeciras, de Gibraltar, de las Islas de Canarias, de las Indias, Islas y Tierra Firma del Mar Océano, Condes de Flandes e de Tirol, digo por cuanto lñigo López de Mondragón en nombre de la ciudad de Santiago de Chile nos ha hecho relación que los vecinos de la dicha ciudad nos han siempre servido con gran lealtad y fidelidad en lo que se ha ofrecido y en el hallaríamos de aquella tierra y nos suplicó que porque de ello quedase perpetua memoria y pareciele (sic) que nos teníamos por sabidos de su lealtad y limpieza diésemos a la dicha ciudad título y nombre de noble y leal e así fuésemos servidos que se llamase, intitulase y nombrase pues tan justamente e con tanta razón merecía tal nombre o como la nuestra merced fuese e nos acatando lo suso dicho e los buenos e leales servicios que la dicha ciudad e vecinos de ella nos han hecho hémoslo habido por bien.
Por ende, por la presente es nuestra merced e voluntad que perpetuamente la dicha ciudad se pueda llamar e intitular la noble y leal ciudad de Santiago, e nos por esta nuestra carta le damos título y renombre de ello e licencia e facultad para que se pueda llamar e intitular como dicho es, e ponerlo así en todas y cualesquier escrituras que hiciesen e otorgaren e cartas que suscribieren e de ello mandamos dar la presente firmada del escribano principal, nuestro muy caro e muy amado nieto e hijo gobernador de dos reinos por ausencia de mí el rey de ellos e sellada con nuestro sello e librada de los del nuestro Consejo de las Indias, dada en la villa de Madrid a XXXI días del mes de mayo de mil e quinientos e cincuenta e dos años va sobre raído de Chile nos ha hecho relación.
Yo el Rey
Yo, Juan de Cárcamo, secretario de sus Cesáreas y Católicas Majestades la hice escribir por mandato de Su Alteza.
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Fuentes:
- Fondo Cabildo de Santiago Volumen Nº 39
- Armando de Ramón: "Santiago 1541-1991, Historia de una sociedad".
- Ilustre Municipalidad de Santiago.