"La vida y algo más"
Desde el golpe de Estado ocurrido en 1973 y sus múltiples consecuencias en términos sociales, económicos y culturales, las mujeres se organizaron para manifestar públicamente su denuncia ante la ola de atropellos a los Derechos Humanos, la atomización de la participación social y política, articulando un discurso que se transformaría en la expresión de un nuevo "despertar feminista".
Según Rebolledo (2013), una de las características que expresan la gran convocatoria del movimiento de mujeres y el feminismo en dictadura, es la utilización de consignas e imágenes creativas de alto contenido simbólico. Desde la frase "Democracia en el país y en la casa", popular no sólo en Chile sino también a nivel latinoamericano (Gaviola, Largo y Palestro 1992), creada por Julieta Kirkwood y el equipo que ideó la revista Furia; hasta otras como "Si la mujer no está, la democracia no va", "La vida y algo más", "No +, porque somos más", logran resonar con fuerza.
Asimismo, el movimiento feminista en dictadura elabora discursos y prácticas situadas que cuestionan el poder, desde la premisa que "lo personal es político", por lo tanto, apuntan a modificar las estructuras que lo erigen en sus múltiples manifestaciones, tanto en la vida pública como en la vida cotidiana. Desde un concepto amplio sobre la democracia, el movimiento planteó un enfoque unitario, transversal y de trabajo en redes, con prácticas que promovían la horizontalidad y el reconocimiento de las diferencias, buscando que éstas no se constituyeran en desigualdades (Rebolledo 2013).
Julieta Kirkwood (1990) plantea que dentro del movimiento feminista se levantó el propósito de recuperar la rebeldía autónoma y redefinir el espacio político de su oposición, manifestado en las revistas y boletines, desde una perspectiva histórica. Fundamental fue la experiencia de mujeres que durante el exilio tuvieron contacto con la teoría feminista y el intercambio que las organizaciones tomaron con sus pares a nivel latinoamericano.
A partir de los testimonios de mujeres militantes y activistas, reunidos por Maravall (2012), el régimen militar habría realizado una campaña para divulgar que las intenciones de éstas eran promover un quiebre en la sociedad.