En el marco del Día Internacional de la Mujer, recordamos el valioso trabajo de mujeres en nuestro país que lograron emancipar la situación social de la mujer, mediante la creación de movimientos organizados que lucharon por los derechos del género femenino.
Las mujeres se incorporaron a los movimientos emancipatorios a través de la organización de sindicatos, por ejemplo, los "Centros femeninos anticlericales Belén de Sárraga", los Clubes de Lectura o los sindicatos, entre ellos el de costureras que dio origen a uno de los primeros periódicos feministas (La Palanca, 1908). De esta manera, tanto entre las obreras (como Esther Díaz de Valdés, del sindicato de costureras) como entre las mujeres de elite (como Amalia Errázuriz de Subercaseaux, fundadora de la Liga de Damas Chilenas), el derecho al sufragio y otras reivindicaciones de carácter feminista comenzaron a cobrar fuerza y a desarrollarse hasta alcanzar uno de sus principales demandas, el derecho a voto (1935-1949). Este logro y otros que se han alcanzado desde entonces, convirtió a este movimiento en lo que muchas teóricas e historiadoras han calificado como el movimiento social más exitoso de los tiempos modernos. El movimiento protagonizado por la mitad de los seres humanos, quienes desde posiciones muy desmedradas, sin educación, sin libertad, sin autonomía, sin medios ni recursos, desde la reclusión muchas veces forzada a sus hogares, han terminado por incorporarse a la vida pública, pero sobre todo, han transformado profundamente nuestra forma de ser en el mundo familiar, económico y social.
Uno de los gestos más interesantes de estas reivindicaciones lo llevaron adelante un grupo de mujeres desde fines de mayo de 1935 al organizar y desarrollar el Movimiento pro Emancipación de la Mujer Chilena, MEMCH.
Como un saludo a la " Mujer", presentamos la declaración de principios de esta organización en la que participaron grandes mujeres como Graciela Mandujano, Olga Poblete, Felisa Vergara o la obrera del calzado Aída Soto y, por supuesto, quienes firman este manifiesto, María Antonieta Garafulic de Cumplido y especialmente Elena Caffarena de Jiles.
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