La presencia de la esclavitud de origen africano en Chile data desde la época colonial. Las huellas de los y las esclavas son visibles en la documentación que el Archivo Nacional Histórico custodia, conserva y pone a disposición de todos los ciudadanos e investigadores, entre éstas resaltan documentos notariales tales como cartas de compra y venta, testamentos, poderes y cartas de libertad o manumisión, entre otros.
Los primeros esclavos de origen africano que llegaron a Chile fueron integrantes de las huestes de Diego de Almagro y Pedro de Valdivia, quienes formaban parte del servicio personal y la soldadesca. Sin embargo, a contar de la consolidación de la conquista y el establecimiento de ciudades, el rol económico de estos sujetos históricos cambió y su presencia estuvo relacionada a los nuevos productos y ciclos económicos de la región. A igual que en otros territorios del continente, y producto del descenso demográfico sufrido por los indígenas, por factores biológicos y culturales, la esclavitud fue una opción real para el trabajo minero y agrícola que sustentó a las colonias españolas. Entre 1536 y 1823, el tráfico de esclavos negros fue constante, y convivió con otros sistemas laborales como la encomienda, el inquilinaje, el peonaje y la esclavitud indígena.
Los años de mayor presencia de esclavos africanos durante la época colonial fue entre 1580-1640, debido al crecimiento de la demanda de productos agrícolas del virreinato del Perú. El cese del ciclo esclavista se debió a la guerra entre el imperio Español y Portugal, quien fue el principal proveedor de esclavos. En el siglo XVIII, y en medio de los procesos modernizadores de la corona española, el comercio esclavista sufrió importantes cambios, el ingreso y venta de esclavos negros fue liderada por las compañías francesas e inglesas que disputaban su monopolio, y Chile se transformó en una ruta de distribución entre los virreinatos de Buenos Aires y Lima.
En el siglo XIX, en el marco del surgimiento de las nuevas naciones americanas, fundadas en los ideales de libertad, Igualdad y fraternidad, la esclavitud entró en decadencia. La ley de la libertad de vientre, formalizada durante el gobierno de Jose Miguel Carrera (1811), que consistió en otorgar libertad a los hijos nacidos de mujeres negras esclavas, y la activa participación de esclavos en el proceso de independencia (1810-1818), propició un camino sin vuelta atrás, que se formalizó en 1823 a través de un decreto que abolió la esclavitud, convirtiendo a la naciente república de Chile en el primer país americano en tomar esta medida.
Desde entonces, los afrodescendientes reivindican su herencia y memoria a través de un reconcomiendo formal por parte del Estado chileno como pueblo tribal y como comunidad con sus respectivos derechos legales, sociales y culturales.