Durante el período de entreguerras se consolidaron los totalitarismos, sistemas de gobierno que transformaron profundamente el papel del Estado, suprimiendo las libertades individuales y controlando todos los aspectos de la vida de las personas. La crisis económica de 1929 creó el ambiente propicio para la propagación y consolidación de estos regímenes por todo el mundo. Frente a la debacle, las sociedades se refugiaron en dos ideologías que buscaban cambios radicales: la comunista, por una parte, y la extrema derecha, representada por el fascismo y el nacionalsocialismo.
En este contexto de tensión política global, la actividad de las agencias de espionaje establecidas por las grandes potencias se redobló, extendiéndose por el mundo una intrincada red de operaciones secretas cuyos tentáculos alcanzarían hasta las más remotas latitudes. Una de ellas fue América Latina y, en particular, Chile, cuyas autoridades fueron alertadas en 1939 de la actuación de grupos clandestinos, principalmente alemanes, dedicados a obtener y transmitir informaciones sobre el comercio entre Chile y Estados Unidos. Advirtiendo la gravedad de los antecedentes, en 1941 la Policía de Investigaciones creó la Sección Confidencial Internacional, conocida hasta hoy como "Departamento 50", que fue la encargada de indagar y desbaratar la mencionada red conspirativa.
Expedientes secretos desclasificados
Por solicitud de un grupo de diputados, en junio de 2017 se resolvió desclasificar los documentos confidenciales del Departamento 50 relativos a esta investigación y transferirlos al Archivo Nacional, que los restauró y digitalizó. El material, compuesto por 23 extensos volúmenes, da cuenta del funcionamiento de una compleja red de espionaje nazi en Chile durante la década de 1940, iluminando además sus múltiples conexiones con organizaciones análogas en distintas regiones de América Latina. La documentación revela asimismo el conflicto entre democracia y autoritarismo en la política tanto nacional como internacional, así como el trabajo conjunto de contraespionaje entre América Latina y Estados Unidos.
El fondo reúne informes, fotografías, declaraciones y análisis que suman más de 6000 documentos. Entre ellos se destacan las declaraciones, fotografías e interrogatorios a los imputados; imágenes de reuniones de grupos nazis en Chile; peritajes tecnológicos (incluyendo criptografía y claves); certificados de antecedentes e informaciones de la policía internacional emitidos por el equivalente al Registro Civil de la época; solicitudes de información entre distintos organismos del Estado chileno; registros del seguimiento de los sospechosos; y conclusiones sobre sus conexiones y funcionamiento.
Por sobre todo, el material del Departamento 50 es relevante para comprender un período clave en la historia mundial, latinoamericana y chilena. En él es posible rastrear, asimismo, aristas insospechadas de la historia reciente de Chile, que incluyen, entre otras, la reflexión de la Policía de Investigaciones sobre su propio papel en el mantenimiento de la democracia y detalles poco conocidos sobre la vida de los inmigrantes en los años '40.
Descarga el artículo completo "Los documentos del Departamento 50: Descifrando el espionaje nazi en Chile", por Valeria Navarro-Rosenblatt.