El Archivo Nacional Histórico, almacena una gran cantidad de documentación referida a desastres naturales, en esta ocasión seremos testigos de la destrucción de un establecimiento educacional en la localidad de Angol tras el desbordamiento del río en dicha ciudad, todo esto provocado por las intensas lluvias, que principalmente se concentraron los primeros días de julio, lo anterior generó que una gran cantidad de estudiantes retrasaran su formación académica.
A continuación un extracto del relato por parte del director del establecimiento, el cual logra evidenciar las graves consecuencias que el desborde del río provoco en la escuela:
Angol, 9 de julio de 1904.
Paso a comunicar a UD. las pérdidas sufridas por el establecimiento de mi cargo en la inundación que tuvo lugar en la noche del 3 al 4 del presente, i que ya tuve el honor de poner verbalmente en su conocimiento.
Como durante el día domingo 3, el rio creciera rápidamente sin que la lluvia cesara, el infrascrito empezó a temer que el río llegara hasta el Liceo, i en la tarde de ese día se procedió a poner en salvo todo el material de enseñanza i mobiliario que pudiera sufrir con el agua, levantándolo a una altura superior a un metro veinte centímetros, sobre bancos de madera (…)
A las ½ de la mañana del 4, el agua obligaba al infrascrito i familia i algunos profesores del establecimiento a abandonar la parte más allá del edificio, ya totalmente cubierto por las aguas (…) i a las 3 de la mañana se derrumbó todo el costado sur del Liceo, que era ocupado por los cursos preparatorios i por dos salas en que se guardaban muebles. Al amanecer se pudo observar que el agua llegaba ya a una altura de un metro cuarenta centímetros, medida sobre las murallas. Con trabajo se pudo estraer de la oficina de la Rectoría el archivo del Liceo, sin que fuera ya posible pensar en el salvamento de la Biblioteca i Gabinetes, pues el agua seguía subiendo i nadie se atrevia a entrar en las piedras, tanto por la profundidad que alcanzaba el agua, como porque ya empezaban a derrumbarse las paredes interiores del costado norte, todas de adobes.
El temporal que continuaba con fuerza extraordinaria, hubo aumentar más la crece, que llegó a su máximum en la noche del lunes 4, alcanzando dentro del Liceo a una altura de mas de dos metros. Por esta causa se reblandecieron las murallas de la casa habitación del infrascrito, que tenían también muralla de adobes (…) En consecuencia en la mañana del martes se derrumbaba íntegra aplastando todo el mobiliario particular del infrascrito, que había sido puesto a salvo, levantándolo sobre bancos lo mismo que el del Liceo.
El Liceo continuó bajo el agua durante los días martes y miércoles, no siendo posible por tanto penetrar en él hasta la mañana del jueves. Sólo entonces se vió de una manera mas precisa las proporciones de los deterioros del edificio i lo cuantiosos de las pérdidas del mobiliario y material de enseñanza.
El edificio que formaba un rectángulo, ha perdido dos de sus costados: el sur, ocupado por los cursos preparatorios y por dos salas en que se guardaba mobiliario sobrante i el que necesitaba reparaciones, i el costado oriente, que servía de casa habitación al infrascrito.
Ambos son hoi un monton uniforme de escombros i solo podrá utilizarse de ellos la madera i tablas, pues las murallas han desaparecido materialmente desechas.
En cuanto al material de enseñanza i al mobiliario, tanto escolar como de oficinas, me es particularmente doloroso comunicar a UD. las mas sensibles pérdidas.
Poseia el Liceo de mi cargo una Biblioteca de cerca de dos mil volúmenes empastados i mil a la rústica, aparte de las colecciones de diarios i revistas i de numerosos folletos i publicaciones oficiales.
La biblioteca estaba instalada en una sala espaciosa i elegante con sólida estantería i con mesas de lectura para comodidad del público. Todo este valioso bagaje intelectual, que representa el esfuerzo paciente de diez y siete años, que era orgullo del Liceo i del pueblo de Angol, ha desaparecido en unas cuantas horas. A pesar de estar sólidamente afianzados en las paredes, los estantes, cubiertos por el agua hasta más de la mitad de su altura, se levantaron volcándose i arrojando al agua los libros i las colecciones de mapas que han permanecido casi tres días en el agua, i de las cuales mui poco podrá aprovecharse (…)
Los gabinetes de Física, Química, Historia Natural sufrieron también considerables deterioros, sobre todo el último, que pierde valiosas series de láminas para la enseñanza de la Zoología, Botánica i cuadros murales de anatomía humana.
En cuanto al mobiliario escolar, el de cursos preparatorios permanece todavía bajo los escombros, de modo que no se puede por el momento precisar hasta que punto ha sido destrozado, pero es lójico suponer que haya sido casi destruido. Los bancos, pizarras, mesas i sillas de las demás salas han sufrido sólo los deterioros consiguientes a tres días de inundación. Se ha salvado pues todo el mobiliario de los cursos de Humanidades i los bancos de la sala especial de clases de Ciencias Físicas i Naturales (…)
En resumen puede afirmarse que el edificio del Liceo ha sufrido deterioros de tal magnitud, que para quedar de nuevo apto para servir de local al establecimiento de mi cargo, sería necesario efectuar en él reparaciones que casi importarían una completa reconstrucción.
Este documento, sin lugar a dudas, nos permite dimensionar las múltiples consecuencias que los desastres naturales pueden provocar tanto para los seres humanos como para sus bienes materiales. A su vez, nos invita a reflexionar sobre la responsabilidad que debemos tener respecto a la cercanía con la cual se construyen edificios o establecimientos, ya que, si bien el ser humano convive constantemente con este tipo de catástrofes, los desastres naturales y sus dimensiones son totalmente impredecibles.
Escrito por Karen Díaz y Pablo Moya
Referencia: Intendencia de Malleco, vol. 246.