Un 5 de abril de 1910 fue inaugurado, en presencia de las principales autoridades de Chile y Argentina, el ferrocarril que une estas dos naciones entre las ciudades de Los Andes y Mendoza, y que luego de años de lucha por terminar sus obras, puede ver la luz como estandarte del progreso y legado de la Revolución Industrial.
En los depósitos del Archivo Nacional Histórico, entre los volúmenes pertenecientes al fondo Sergio Fernández Larraín –reconocido abogado, historiador y político del Partido Conservador– puede encontrarse una serie de cartas enviadas por distintas personas naturales al Presidente Germán Riesco (1901-1906) con motivo de las obras del Ferrocarril Transandino Los Andes- Mendoza. Entre ella existe una pequeña pieza en buen estado de conservación, de papel crema enmarcado entre bordes negros en forma de cuadernillo de dos páginas de 14x9 cm, que expresa en una prolija caligrafía, aunque con palabras que difieren del lenguaje actual, el avance de las construcciones de las líneas férreas.
Estas epístolas, medio de comunicación aún muy utilizado durante principios del siglo XX, nos dan una perspectiva más cercana de la realización de diferentes obras públicas que generaban los gobiernos de la época y que apelaban a llevar al país al progreso, sobre todo cuando se avecinaba el Centenario de la República. También evidencian el entusiasmo de una parte de la población que había visto como se mermaban sus obras en los primeros años del proyecto, que tomó casi 40 años en realizarse, desde las primeras gestiones para su licitación, por el año 1872, interrumpidas primero por la Guerra del Salitre 1979- 1884 (entre Chile, Perú y Bolivia), luego por los conflictos fronterizos con Argentina por sus interés en la Patagonia que terminó con la entrega de ese territorio a nuestro vecino, en 1881, y por último, la Guerra Civil de 1891 que terminó con la muerte del Presidente Jose Manuel Balmaceda.
Recién hasta 1904, cuando Germán Riesco –como presidente de la República– otorga la licitación del ferrocarril a los hermanos Juan y Mateo Clark, se inició la construcción de la infraestructura que atravesaría el valle Juncal por el lado chileno hasta el límite con Argentina, para así conectar la línea con la otra mitad proveniente de Mendoza, la cual había sido construida por el país vecino finalmente en 1884.
La carta fechada un año antes de la inauguración del Transandino Los Andes- Mendoza, pone en evidencia los tipos y estados de avance de los trabajos realizados durante las últimas secciones de la obra, dentro de los cuales se incluyen descripciones de las perforaciones y alcantarillados, que como documenta la Intendencia de Aconcagua en sus registros, realizaron más de mil trabajadores en el paso de la Cordillera.
“[…] los trabajos de perforación del túnel de la cumbre en el Trasandino de Juncal han llegado (al) fin a la línea divisoria en la Argentina y continúan penetrando en territorio cuyano. Quedan por perforar en la sección argentina 588 metros, i la perforación avanza a razón de dos i medio metros por día a cada lado.”
Incluso Adolfo Guerrero, remitente de la epístola, recalca la participación del Presidente Riesco para la realización de la obras del ferrocarril, que inició y finalizó bajo su mandato luego de años de estar parado el proyecto, el cual daría un plus a las dos naciones pues ayudaría a transportar de Pacifico a Atlántico los productos que antes debían pasar por el Estrecho de Magallanes, y así adelantarse a la posible crisis que traería la inauguración del Canal de Panamá que abriría un paso entre ambos océanos al norte del continente en 1914.
“La obra del Trasandino debió al impulso de Ud. (Presidente Riesco) Su realización, que hoy comenzamos a ver llegar a su fin. El Trasandino, el alcantarillado y el avance de nuestra edificación han sido obra esclusiva del esfuerzo que Ud. puso al servicio de ellos. (Compañía de los Hermanos Clark) […]”
Este no fue el único proyecto de transporte binacional entre Chile y Argentina, también por los mismos años se buscó crear otro ferrocarril transandino en la zona del Biobío (Antuco) que se conectaría con la Argentina mediterránea, y tendría un objetivo más ligado al transporte de carga, no tanto al de pasajeros, como lo era el Transandino Los Andes- Mendoza. Lamentablemente, aunque el proyecto en el sur se planificaba como otra gran empresa, fue abandonado por la constructora a cargo de Justino Beláustegui, en 1911, sin ser inaugurado.
Finalmente el ferrocarril Transandino Los Andes- Mendoza funcionaria entre su primer viaje el 5 de abril de 1910 hasta el año 1984, donde finalmente el sueño del progreso se dormiría en medio de las montañas que hoy vemos al cruzar del paso Los Libertadores hacia el territorio argentino.
Transcripción del Documento:
Santiago. Agosto 16 de 1909.
Sr. Don German Riesco PTE:
Estimado Amigo: Me es mui grato participarle la noticia que acabo de recibir de que los trabajos de perforación del túnel de la cumbre en el Trasandino de Juncal han llegado fin a la línea divisoria en la Argentina y continúan penetrando en territorio cuyano.
Quedan por perforar en la sección argentina 588 metros, i la perforación avanza a razón de dos i medio metros por día a cada lado.
La obra del Trasandino debió al impulso de Ud. Su realización, que hoy comenzamos a ver llegar a su fin.
El Trasandino, el alcantarillado y el avance de nuestra edificación han sido obra esclusiva del esfuerzo que Ud. puso al servicio de ellos.
Por eso es que al saber la noticia recibida hoy la querido compartirla con Ud., su […] amigo.
Adolfo Guerrero.
Referencia: Fondo Fernández Larraín v.154 p.5
Escrito por, Pamela Bustamante Pérez.