El mercado del salitre se caracterizó desde sus inicios por su inestabilidad debido a las fluctuaciones de la actividad agraria, a las oscilaciones de los precios en los países consumidores, a la competencia del surgimiento de otros tipos de fertilizantes y a las especificidades de producción y comercialización propias de la industria.
Chile inició en 1888 una amplia campaña de difusión y propaganda de las bondades del uso del salitre en los cultivos agrícolas. Afiches, folletos, artículos, invitaciones, insertos en la prensa y distintos tipos de soporte fueron el vehículo utilizado para lograr este fin.
Europa, más tarde el medio y lejano oriente y finalmente América del Sur fueron los lugares de destino de estos mensajes. Los distintos entes encargados de la publicidad actuaron apoyando las vías de distribución de la información a través de la selección de ésta según las necesidades de los posibles compradores.
En 1920 se hizo mucho más evidente que para asegurar un ingreso sostenido, los esfuerzos tendrían que ir mucho más allá de su mera producción.
En 1930 el descubrimiento del salitre sintético puso en jaque el mercado del fertilizante nacional. Fue necesario entonces fortalecer los mecanismos usados hasta ese momento y crear nuevas estrategias de difusión.
Así por ejemplo, se optó por la elección de líderes locales (profesores universitarios, investigadores, ingenieros agrónomos) quienes, a través de sus contactos con la prensa y con los selectos círculos de posibles compradores, facilitarían y optimizarían el flujo de información y propaganda.
Para promover el consumo del salitre los encargados de la publicidad solicitaban investigaciones capaces de comprobar de un modo científico la eficacia de su uso en los cultivos.
Se ofrecían también muestras gratuitas a las escuelas agrícolas, en tanto que sus profesores recibían fotografías y otros materiales didácticos para su uso en la sala de clases.
También se organizaron concursos en las exposiciones agrícolas con el fin de exhibir los resultados obtenidos gracias al uso del fertilizante.
Los afiches publicitarios del salitre, que circularon en Alemania, Bélgica, Holanda, España, Estados Unidos, Francia, Reino Unido e Irlanda, Italia, Rusia, Portugal, Suiza, Checoslovaquia y Escandinavia (Suecia, Noruega y Dinamarca), apelaron a la idiosincrasia de cada país y a su imaginario colectivo, a su ideología, a sus necesidades, a una disposición del espacio gráfico familiar, a una tipografía reconocible, pero sobre todo a la aceptabilidad y veracidad del discurso publicitario.
Para ver las especificidades de las estrategias publicitarias desplegadas en cada país, puedes visitar las galerías de imágenes de publicidad del salitre en Egipto, España, Francia y Reino Unido.
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